Hubo un tiempo en que Zapatero parecía insuperable. Un auténtico visionario de lo absurdo, que compró sin pestañear toda la doctrina UNESCO: multiculturalidad, igualdad de género, catecismo climático, ingeniería social y otros eslóganes de escaparate. No entendió nada, aunque las investigaciones de la UCO nos obligan a plantearnos si no era, en el fondo, demasiado listo. Sus famosos Planes E, vendidos como solución para el empleo, nos dejaron rotondas a mansalva y una deuda que aún arrastramos. Y esa «alianza de civilizaciones» no fue más que la confirmación de que ZP se creía sus propios delirios. Con Aznar comenzó la entrada masiva de inmigrantes; Zapatero la convirtió en dogma. Y con Su Sanchidad, como tantas cosas, se ha transformado en negocio. En el rentable negocio de la solidaridad.

Antes de entrar en cifras, aclaremos lo evidente: muchos de los MENAs no lo son, al menos no en el sentido que uno espera al oír «menor». Y si lo son, no por ello dejan de ser adolescentes hechos y derechos. La respuesta del Estado debería ser clara: acompañar al menor hasta el consulado más cercano y decir, cortés pero firmemente: «Creemos que se les ha extraviado este joven; por favor, reúnanlo con sus padres, que es donde debería estar». Porque ningún Estado sensato sustituye a una familia por una tutela masiva y burocrática.

Lo cierto es que España, y en particular Canarias, vive una auténtica presión migratoria. Y como toda presión sostenida, empieza a deformarlo todo. El «tributo» del presente no se paga con vasallaje, sino con impuestos: subsidios, manutención, traslados. La historia es vieja, los métodos se han modernizado. Y si alguien dijo que no hay nada más ingenuo que un obrero votando a la derecha (lo cual es debatible), hoy resulta mucho más evidente que mañana no habrá nadie más crédulo que un europeo votando a la izquierda.

Frente a esta avalancha institucionalizada, destaca en redes sociales la labor de CANARIO TODAY: constante, valiente, sin más financiación que la de su tiempo y su compromiso. Mientras otros miran hacia otro lado, CANARIO TODAY documenta con datos oficiales –obtenidos vía portal de transparencia– la lluvia de millones que nos cae, no del cielo, sino de los presupuestos. 

La red canaria de acogida de MENAs está saturada. Actualmente hay más de 80 centros activos. Entre 2020 y 2021, el Gobierno de Canarias destinó 43,82 millones de euros para mantener 45 centros, lo que supone casi un millón por centro. Entre noviembre de 2023 y hoy, se han adjudicado 16,68 millones más. Y desde Madrid, se aprobaron 50 millones en 2022 y otros 50 millones en 2023 como ayudas directas a Canarias. Todo ello para atender, sobre todo, a MENAs y financiar infraestructuras. Desde 2020, el 80,5% de la inmigración irregular que llega a España entra por Canarias. Solo en 2024, llegaron 46.843 personas por vía marítima. 

Una presión constante que, lejos de aliviarse, se cronifica. En ese contexto, ciertas organizaciones han encontrado un filón. La Asociación Quorum Social recibió 131 millones de euros para atender a 1.925 menores entre 2023 y marzo de 2025. Asociación Coliseo, 51,9 millones por 905 menores. La Fundación SAMU, con sede en Sevilla, obtuvo 126,2 millones en contratos entre 2018 y 2024. La Fundación Respuesta Social Siglo XXI gestionó centros en Canarias y recibió 12 millones antes de quedar bajo investigación por malversación, causa que ya ha asumido la Fiscalía Europea. Cruz Roja Española, por su parte, recibió en 2021, 87,5 millones a nivel nacional. Y ACCEM, dedicada a refugiados, se llevó 30,5 millones ese mismo año. También Asproinfa, con 7,3 millones por 252 menores atendidos en varios municipios, ha ampliado operaciones a Fuerteventura. 

¿Son cifras desproporcionadas? Lo son. ¿Son legales? Técnicamente, sí. ¿Son éticamente sostenibles? Ahí empieza el debate. A todo esto hay que sumarle los traslados a la península. Solo el coste del vuelo se aproxima a 500 euros por pasajero, más otros 240 euros por gestión, cobrados por la ONG correspondiente. Y siempre con datos aproximados, dada la resistencia y opacidad de la administración para facilitar datos económicos. Un sistema logístico millonario, al margen de todo debate parlamentario real. Y si algún lector duda de la dirección en la que va todo esto, le bastará un último dato: 52.480 euros públicos para financiar unas charlas sobre inmigración en La Gomera, dentro del marco del Foro Canario de la Inmigración. ¿Los asistentes? Veinticinco. ¿Los ponentes? Entre 300 y 1.200 euros de retribución, más dietas. 

En la plataforma de contratación del sector público, el pasado 13 de junio, se comunicaba que el Gobierno de España, mediante fondos europeos, adjudicaba 466.519€ a una empresa mauritana para equipar dos centros de inmigrantes ilegales en el país africano. Inmigrantes que suelen llegar desde Mali a Mauritania, y que luego acaban aquí. Al parecer pagamos dos veces. Aquí y allí. Por eso, la labor que desinteresadamente ejerce CANARIO TODAY es impagable. Prueba de lo bien que lo hacen, son las contrastadas amenazas que sufren, por aportar una muy necesaria información sobre esta ingente lluvia de millones de euros.

El Plan Canario de Inmigración 2026-2029, dotado con un presupuesto público que supera los 27 millones de euros no tiene desperdicio. La discriminación más increíble que puedan imaginarse, en sanidad, vivienda y ayudas públicas. Discriminación si naciste aquí y te acribillan a impuestos.

Más allá de las cifras, lo que sufrimos es una alocada situación. Una situación que combina irresponsabilidad política, silencio mediático y cinismo burocrático. Si esto no es una sustitución planificada, lo parece. Pero lo que sí es, sin duda, es una rentable actividad para muchos. El lector juzgará si este es el país que quiere sostener con sus impuestos. Y si no, que al menos tenga claro lo que está pagando.

Que cada uno haga sus cuentas, pero entiendo que hay otras prioridades. La prioridad de imponer el sentido común.

Luis Nantón Díaz